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Brasil quiere unas Fuerzas Armadas sudamericanas

viernes, 1 de diciembre de 2006

El pasado 19 de noviembre, trascendió la voluntad de la República Federativa de Brasil, de impulsar un proyecto que unifique a las Fuerzas Armadas Sudamericanas. Según el Coronel Oswaldo Oliva Neto, el proyecto tiene un motivo principalísimo: “Esa integración puede tal vez impedir en el futuro una aventura militar o una presión de algún país sobre la región o sobre alguna nación sudamericana”, afirmó el militar.

Este proyecto está basado en la conformación de la OTAN en 1949, durante los comienzos de la Guerra Fría. Sin embargo hay una diferencia, que radica en el anacronismo de las políticas integracionistas. Antes del surgimiento de la Unión Europea en 1993, Europa llevaba décadas de integración con sus fuerzas armadas. Incluso los alemanes, no esperaron 30 años para integrar la alianza, sino que lo hicieron 10 años después del régimen Nazi.

La idea de la unificación de las FF.AA. sudamericanas, es de vital importancia por varias razones. En primer lugar, no puede haber una correcta integración del MERCOSUR, sin tener un respaldo de seguridad que le permita avanzar. Los europeos, comenzaron por unirse militarmente, y con el tiempo se fueron acercando a la actual UE, que excede el plano puramente económico.

El 26 de marzo de 1991 con el tratado de Asunción, se le dio forma solo a una unión aduanera, mas que a una región en virtud de integración política. Es por eso, que desde el punto estrictamente geopolítico, se ve con buenos ojos una integración militar. Pero en este punto existen algunas diferencias. Ya hace más de 10 años que la Republica de Chile se encuentra en un proceso de expansión armamentística. Ejemplo de ello, es la adquisición de aviones f 16 norteamericanos, y una política de renovación constante de su milicia. Por supuesto, que la Argentina se dedicó exhaustivamente a aniquilar el potencial bélico con seguidos recortes presupuestarios, la complicidad de los gobiernos respecto a la corrupción dentro de la fuerza (el caso de la venta de armas a Ecuador y sobrefacturación de materiales) y a las últimas designaciones de ministros de defensa con dudosa capacidad: El ginecólogo José Pampuro y la actual Nilda Garré, abogada y ex vendedora de seguros.

Panorama con dificultades

Sin duda que este plan ambicioso que se gesta desde Brasilia, deberá sortear las rivalidades entre los estados nación. De todas maneras, se puede acotar la decisión en el triángulo geopolítico sudamericano, Brasilia-Buenos Aires-Santiago. Son estos tres actores, los que deberán en todo caso negociar esta posibilidad. Su decisión, será acatada por inercia, por casi todos los estados del subcontienente. Pero sin duda, que estos tres actores tienen muchas cuentas pendientes.

En principio, mas allá de los tiernos discursos entre Michelle Bachellet y Néstor Kirchner, Chile y Argentina estuvieron en 1978 a punto de matarse-literalmente- en una guerra. Esto sin duda que generó una rivalidad que todavía hoy persiste. En especial, por la espina clavada en el corazón de los argentinos debido a la ayuda chilena para con Gran Bretaña, durante la Guerra de Malvinas. Por otro lado, el conflicto con las pasteras en Uruguay, parece no tener solución por el momento.

Un síntoma de inmadurez diplomática (y más desde el lado argentino) fue convocar al Rey español Juan Carlos, para que medie y acerque a las partes. Acercándonos al bicentenario, acudimos otra vez a la realeza para dirimir cuestiones de dos Estados que, comparten una historia, están unidos por el Rió de la Plata y por encima de todo, pertenecen al MERCOSUR. Este tipo de cosas, condicionan una completa integración.

En los últimos días, surgieron versiones que desde el centro de estudios estratégicos del Ejército brasilero, se piensa que el conflicto por las pasteras entre Uruguay y Argentina puede llegar a un enfrentamiento bélico, si no se pone el mayor esfuerzo en las negociaciones diplomáticas. Por otro lado, también trascendió que desde Brasil, existe temor que la figura de Hugo Chávez pueda desestabilizar la región, y sea un motivo de intrusión de potencias extranjeras. Respecto a Brasil, es cierto que las viejas rivalidades fueron cediendo, pero hoy existen conflictos mas que nada en el área económica.

Las devaluaciones brasileras durante los noventas, no han caído bien en el empresariado argentino, y cíclicamente sobreviene alguna discusión en materia aduanera. De todas maneras, a principio de año se observó como la Argentina y Brasil, coincidieron respecto a la política frente al Fondo Monetario Internacional, saldando sus respectivas deudas. Pero más allá de ese triángulo sudamericano, sobrevino en los últimos años la figura de Hugo Chávez en Venezuela, que progresivamente se va apoderando del concierto regional, impulsando megaproyectos como el ALBA (Alternativa Bolivariana para América) o el “Gasoducto del Sur”.

Sin hacer hincapié en cuestiones ideológicas, estos proyecto pueden ser bienvenidos, en un marco de una integración militar-económica y política, como la que tiene la UE. Por supuesto, dejando de lado intereses personales como los de Julio de Vido, Jorge Cevallos o Humberto Tumini. Es cierto que se puede generar una integración con Venezuela. Pero reemplazar el 5 por ciento de interés de los prestamos del FMI, por el 8 por ciento que cuesta recibir petrodólares bolivarianos a cambio de los bonos de deuda, mas que integración es una completa estupidez. En Brasil, los ánimos respecto a la nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia, están bastante caldeados.

Evo Morales se equivocó al no tener alguna preferencia con Petrobras, quizás no sabía que meterse con la empresa era meterse con Brasil. En el ámbito interno, los gobernadores de seis provincias-Santa Cruz, Tarija, Beni, Pando, La Paz y Cochabamba- están enfrentados con el estado nacional debido a que se niegan al proyecto del gobierno de darle autonomía a los departamentos (municipios) y a una reforma agraria.

Nicolás Maquiavelo (1469-1527) proponía en su libro “El príncipe” la eliminación de las tropas mercenarias y la creación por contrapartida de un ejército nacional. Esto se debía a las diferencias idiomáticas en la Italia de aquel momento. La formación de un Ejercito Sudamericano podría ir constituyendo una identidad regional. Es por eso, que en un marco racional integracionista, donde no solo articulen políticas los países mas importantes de Sudamérica (Brasil, Argentina, Chile y Venezuela), puede llegar a ser esta una oportunidad histórica para subsanar los errores de aquélla Guerra del Paraguay, e ir contribuyendo esfuerzos para que el resto de las economías sudamericanas se vayan acoplando a un plan armónico.

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