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El reclamo docente y la urgencia social

martes, 1 de mayo de 2007

Es harto conocido el reclamo docente en Neuquén y su desencadenamiento acaecido sobre el maestro Carlos Alberto Fuentealba, el pasado 5 de abril durante una dura jornada de cortes en el puente de la ruta 22, junto a la orden de montar un operativo policial que reprimió a los docentes y provocó la muerte de mayor repercusión en el ámbito político y el social de los últimos tiempos.

Pero es lamentable que no sea la única imagen grabada en nuestra memoria sobre hechos de esta índole. Muchos recordarán el caso de la muerte de la maestra Estela Domínguez, también en Neuquén, en la Semana Santa de 1997. En ese mismo año, la maestra Marina Schiffin fue detenida por manifestar en una ruta de Río Negro y condenada a tres meses de prisión.

En diciembre de 2001 la represión a las movilizaciones en contra del bloqueo de los depósitos bancarios y de la declaración del estado de sitio causó 31 muertes en todo el país y aceleró la renuncia del entonces presidente de la República, Fernando de la Rúa, quien a la brevedad deberá comparecer ante la justicia por su responsabilidad durante esos días.

El senador Eduardo Duhalde ordenó expulsar a los piqueteros del puente Pueyrredón y el 26 de junio de 2002 policías bonaerenses asesinaron en la estación Avellaneda a los manifestantes Maximiliano Kosteki y Darío Santillán. Esto fue lo que motivo su rápida salida y el llamado a comicios.

Pero en el caso particular de Neuquén, el gobernador Sobisch se hizo cargo de su grave error, aludiendo a una represión frente a la amenaza del orden público, aunque permanecerá en su mandato, atacado por el gobierno nacional y los docentes que seguirán entre huelga y cortes, hasta su renuncia.

Algunas consecuencias que brevemente se pueden predecir son el hecho que el presidente no podrá hacer oído sordo a estas cuestiones por mucho tiempo más, antes de asumir las responsabilidades que le corresponden. Porque la decisión de un aumento salarial docente fue inconsulta con las provincias, desatendiendo las distintas complicaciones que podrían darse ante este anuncio, y no previendo más que una acción que favorezca a algún candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires por el Frente para la Victoria.

Por otro lado se observa difícil la marea para un gobernador neuquino que levanta la bandera de las libertades de tránsito y el orden público enfrentadas a la libertad de manifestación, al que además le costará remontar río arriba las ya bajas intenciones de votos – que alcanzan un cuatro por ciento- para estas elecciones.

El problema de fondo

Pero es importante destacar que esto no es lo único que deja la tragedia de Neuquén. El reclamo docente continuará en esa provincia como también en Santa Cruz, Tierra de Fuego, Salta, La Rioja y Jujuy. Y en Salta, por nada más mencionar un caso, hay 180.000 chicos que todavía no empezaron las clases.

He aquí el quid de la cuestión. Si damos una mirada al panorama actual podemos ver que nadie gana; y no porque se observe un empate en algún sector, – el gobierno nacional, el provincial, los docentes o la sociedad en su conjunto- sino más bien porque todos estamos perdiendo.

Y es que de un tiempo a esta parte, en nuestro país, ha sido muy común el logro de “objetivos de gobierno” a favor de unos, pero que no le mejoran ni modifican la vida cotidiana a la mayoría de la sociedad. Por el contrario, se resiente cada vez más y ha pasado ahora a los reclamos insatisfechos, con el agregado de empeorarle a un más su diario acontecer.

Esta metodología de protesta ha pasado de plasmarse como una respuesta frente a necesidades de los que no tienen, a un hábito, una segunda naturaleza, que lleva a una escalada de desgracias y malestares nunca imaginados en un período “democrático”.

Puede ser que desde hace más tiempo todavía, hayamos olvidado – tanto dirigentes, como dirigidos- que la libertad de tránsito, expresión, derecho a huelga y orden público deben convivir necesariamente en un marco democrático que se precie de tal. Y aún peor, puede que hayamos olvidado que por sobre todos estos derechos, privilegios, garantías e inmunidades, se encuentra el valor a la vida, de cualquiera, y en cualquier circunstancia.

Hay una pregunta que refleja la dicotomía entre las libertades individuales y las sociales. Y es si estos justos reclamos ¿unen a la sociedad concientizándola o la dividen según el interés particular?

Los reclamos docentes son comentados o vistos a través de medios gráficos y audiovisuales, y sus efectos se registran en cuanto comentario de transeúntes se escuche, encuesta que se releve y adhesión al paro nacional que se solicite.

Pero no olvidemos que una sociedad que verdaderamente necesita cambios, en forma urgente, no puede darse el lujo de detenerse en el estado de bronca y tristeza por una muerte injusta, permitiendo que se prenda la mecha de enfrentamientos internos.

Seguir con el paro y la movilización, presupone que los ciudadanos tendrán restricciones para circular libremente y los padres alzarán la voz porque sus hijos no van a clases desde que empezó el año lectivo.

Una fructífera reflexión de una sociedad sobre sí misma debe transformar la intención en una acción de diálogo de los subconjuntos sociales con los gobernantes, tanto sobre los reclamos como sobre las propuestas de los mandatarios, teniendo como norte el respeto al prójimo y una convivencia que de verdad tienda al bien común.

“Haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago”

En Neuquén se ha continuado un camino errado de larga data, y la conmoción por estos días no es más que la consecuencia de por lo menos un factor sobre el cual reparar. Eran épocas no muy diferentes cuando el gobernador Kirchner prohibió las paritarias, de modo que el gobierno fijara por decreto el salario de los empleados públicos. Actualmente sigue vigente ese decreto de emergencia.

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