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La oposición: ¿Altera pars del poder?

martes, 1 de mayo de 2007

La historia de la democracia es la historia de los oficialismos y las oposiciones, de las personas que ocupan el poder y de las que lo detentan. La esencia de una oposición está en su capacidad de generar una verdadera alternativa viable y mejor, una alternativa en los medios y en los fines, pero que mantenga los valores de la cultura política de la nación. De lo contrario, no sería más que un grupo de personas que piensa como el gobierno, pero que está disconforme con él. La democracia no es el silencio, sino la claridad con que se exponen los problemas y la existencia de instrumentos para resolverlos.

Varios sucesos manifiestan hoy un cambio en el espectro opositor con respecto a unos meses atrás. Lejos quedó la premisa de que la unión hace la fuerza, luego de la derrota del oficialismo en Misiones. Los reclamos docentes en algunas provincias, la muerte del maestro en Neuquén, el cuestionamiento al INDEC, el desprejuicio institucional del estilo K, el caso Skanska y los cruces con el Poder Judicial son ejemplos de ello.

Aún así, la economía sigue siendo el gran capital de Néstor Kirchner, a quien recientes encuestas lo convencen más para presentarse por un nuevo mandato en octubre. La diferencia en la intención de voto entre él y su esposa siempre existió, pero es más considerable conforme aumenta la tensión social. Y eso el presidente lo sabe. Uno puede apoyarse en su puesto, pero no sentarse en él.

Tiempo atrás todo indicaba que, de cara a las elecciones, se conformarían varios frentes: uno de centroderecha, con Mauricio Macri y Roberto Lavagna a la cabeza; uno de centroizquierda, con el oficialismo; y un tercero, con la variante moralista de Elisa Carrió. Pues bien, ahora la oposición se encuentra en una situación un poco más compleja.

Mauricio Macri se ha volcado de lleno a la ciudad de Buenos Aires con el objetivo de convertirse en el próximo Jefe de Gobierno. Hay quienes afirman que una eventual victoria lo llevaría a renunciar y presentarse meses más tarde en los comicios nacionales. La única certeza es que va a competir en un ballotage con el pragmático Jorge Telerman o con el ignoto Daniel Filmus. ¿Podrá el presidente de Boca hacerle frente al voto anti que lo llevó a la derrota en 2003?

Roberto Lavagna fue oficialmente proclamado como candidato de la Unión Cívica Radical y es sostenido por un puñado de justicialistas que lo ven como la verdadera "alternativa superadora". Hay que admitir que es el único que presentó un plan de gobierno sistematizado, pero no logra repuntar en las encuestas porque su perfil es algo ambiguo. ¿Cómo demostrar que no es "más de lo mismo, pero mejor"? El éxito económico, en el imaginario popular, es asociado con Kirchner, porque él mismo, con su carácter, se encargó de que ello fuera así y no al revés. Y además porque nadie parece estar dispuesto a aceptar un futuro mejor con un presente bueno.

Elisa Carrió ha lanzado recientemente la Coalición Cívica y materializó un acuerdo con el jefe comunal porteño. Por ahora está concentrada en el 3 de junio ya que si Telerman resulta ganador, ella tendrá otro posicionamiento para octubre. Lo peor que puede sucederle al resto del arco opositor es que finalmente Lilita no se presente como aspirante presidencial, porque sus votos irían a parar al kirchnerismo. En su nuevo frente confluyen los más variopintos personajes y, en la intimidad, hay quienes le otorgan un papel importante al cardenal Jorge Bergoglio, de buena relación con Carrió, Telerman y su compañero de fórmula, Enrique Olivera.

Ricardo López Murphy conserva su relación ambivalente con Macri, a la vez que enuncia con firmeza sus ansias de ocupar la primera magistratura. Su socio no se pronunciará hasta después de las elecciones en Capital, al igual que Lavagna.

Ramón Puerta, el autodenominado ganador de aquellas elecciones misioneras, fue el protagonista de una serie de desavenencias políticas. Primero, al fracasar con su intento de unir a Macri con Lavagna y, segundo, con reconsiderar su flamante relación con Jorge Sobisch, quien asegura mantener su candidatura. Algunas versiones indican que su núcleo de adherentes iniciará una campaña mediática para revertir la imagen que se le ha creado desde la trágica y lamentable jornada por todos conocida, e intentarán llevar a la gobernación provincial al candidato del Movimiento Popular Neuquino.

Sobisch es el único que ha puesto en tela de juicio cuál es la verdadera oposición al oficialismo: la eficiente garantía de las libertades individuales y el cumplimiento de los derechos constitucionales frente a la desesperante pasividad y su progresivo desgaste hacia las protestas sociales; un público reconocimiento de las responsabilidades y errores frente a un llamado al silencio en el Sur; una política educativa – buena o mala, pero política al fin – que podría haber sido negociada y llegar a buen puerto frente a un deliberado y demagógico anuncio educativo.

La bonanza de la macroeconomía no deja margen de maniobra al resto de la oposición, oscureciendo los modelos alternativos que, de ser posible, enriquecerían el debate sobre el país que queremos: ya hemos explicado anteriormente el dilema de Lavagna, Carrió no atraviesa su umbral discursivo-apocalíptico y Macri, además de no ser capaz de construir una imagen a nivel nacional, es en definitiva la oposición que quiere Kirchner para su proyecto bipartidista si efectivamente se retira del poder.

El primer mandatario sentenció hace poco que "en las sombras se está elaborando una doctrina de la seguridad bis" y que antes de ello, prefiere "ser permisivo". Él no sabe que en la Argentina no se trata de mano dura y represión o mano blanda y tolerancia ilimitada, sino de restablecer el cumplimiento de la ley: todo dentro de la ley, nada fuera de la ley. Porque si no pasa lo que pasó: una protesta que paraliza las vías de comunicación de una provincia y un cuerpo de policías que lo único que hace es reprimir con violencia.

Enhorabuena si la oposición en conjunto ayuda a restablecer el cumplimiento de la ley. Ni un medio ni un fin, sino un valor.

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